28 de agosto de 2010

El Crimen Bicentenario.

Mi relación con el cine ha sido, desde que tengo memoria, un vaivén de amor-odio. Sobre todo en un aspecto en específico: los libros convertidos películas. Y recuerdo muy bien uno de los más grandes crímenes que ha cometido Hollywood y que me causo uno de los shocks mas traumatizantes que he tenido en mi vida: El Hombre Bicentenario.

Probablemente muchos vieron aquella película protagonizada por un Robin Williams ya gastado y repetitivo. De entrada, el cuento original de Isaac Asimov ganó el Nebula y el Hugo (que es como ganar el Tony y el Oscar) y está considerado como uno de los mejores relatos de ciencia ficción de la historia. En el, Asimov describe la el viaje emocional -y físico- de un robot que, después de doscientos años de existencia, logra ser considerado legalmente como humano. Asimov logra esto de un modo inteligente e interesante, poniendo al lector en los zapatos del protagonista y haciéndonos partícipe de todos sus conflictos y su lucha interna sobre su condición. Pero cuando vi la película, no podía creer que hubieran logrado convertir algo tan serio -como es el relato- en una burla grotesca. Williams logra una burda parodia del robot asimoviano; patética y "chistosita", y eso sólo por mencionar a uno solo de los personajes, lo en verdad imperdonable fue que cambiaran el corazón de la historia, dándole al final un significado totalmente diferente que desvirtúa completamente el mensaje que Asimov intentaba comunicar.

Desde entonces el mismo crimen contra Asimov se ha repetido con I, Robot, la película con Will Smith y según amenazas, rumores, se volverá a hacer con Fundación y El Fin de la Eternidad.
Yo, por mi parte, ya ni siquiera me molesto por esas barbaridades, para mí, el único Hombre Bicentenario, está acomodado en uno de mis libreros, lo demás, pues bien, hay cosas que es mejor olvidar, por salud mental,
por salud mental...