25 de julio de 2009

Como ligar creativamente y fracasar en el intento.

Antes que nada, aclaro que nunca he sido de aquellos hombres que ven a una mujer guapa, simpática o lo que sea que llame su atención para después lanzarse como perros tras un hueso. No, yo más bien entro en la categoría de los putetes que ven a la mujer de sus sueños y esperan a que esta se les acerque y diga: "¡Tómame aquí mismo!" (Cosa que obviamente nunca ha pasado, pero todavía tengo esperanzas). Así que, aunque ustedes no lo crean, nada más no se me da eso de andar acercándome a alguien y decirle "Hola, me llamo Mauricio". De hecho, nunca lo he hecho en mi vida (y no creo hacerlo).

Sabiendo eso, puedo contarles de la vez que estuve más cerca de hacer lo que pasa todo el tiempo en las películas: acercarme a una mujer, decir algo gracioso e increíblemente ingenioso y vivir dos horas de romance/aventura llenos de sensual hilaridad y deliciosos malentendidos.

En el Banamex al que solía ir, trabajaba una cajera que me gustaba, bueno, eso creo. No puedo recordar el momento exacto en que me dije: "Me gusta", en todo caso fue como irla descubriendo poco a poco, pero en fin. El caso es que cuando me llegaba a atender, no pasaba de un "Hola" y ya; la conversación más larga e interesante que tuvimos fue algo así: (después de fijarme que tenia un hoyo en la ceja)

No te dejan usar el piercing aquí, ¿Verdad?
¿Eh? Ah, no, no ¿Como supiste?
Bueno, pues tienes un hoyo ahí que no se ha cerrado, así que todavía usas el piercing.
Ah si, no me dejan.
Que mal.

Y ya, como pueden observar, soy todo un Don Juan. Pero estoy consciente de mis carencias, por lo mismo dejo ese tipo de cosas en paz. Pues bien, un día esperando mi turno, se me metió en la cabeza la idea de invitarla a salir, y cuando algo se me mete en la cabeza, no sale ni a madrazos. Pero ¿Como pedírselo? Pues bien, aquí entró en funcionamiento mi infalible (e indestructible) sistema bineuronal, con el que traté de idear la mejor manera de pedírselo y al mismo tiempo dejar espacio para una salida digna (ya que daba por descontado que me iba a decir que no). Después de unos minutos, lo único que se me ocurrió fue tomar un pedazo de papel y escribir algo así:

"Hola, me gustaría invitarte a salir.

Si tu respuesta es "¡Sí, claro!", escribe tu teléfono aquí: ________

Si tu respuesta es "¡No! ¡Fuera de aquí!", sonríe y devuélveme mi papelito, porque es el único que tengo.

Mauricio. (El tipo que esta parado frente a ti)"

Me convencí que mi táctica era infalible; ya que primordialmente era un plan silencioso (cosa ideal en un banco), y las únicas reacciones posibles eran, en el mejor de los casos, un número telefónico, y en el peor, que me regresara mi papelito.

"No hay forma de que esto pueda salir mal"

Mientras esperaba mi turno, me armaba de valor. Les recuerdo que era la primera vez que intentaba algo así; no tenía ni la menor idea de si funcionaria o no. Llegó mi turno y me atendió otra cajera, pero como ya había invertido bastante sudor en convencerme de hacerlo, no iba a desaprovechar el golpe de valor y adrenalina, así que una vez que terminaron de atenderme, me acerqué a su caja y cuando el cliente que estaba atendiendo se quitó, me acerqué con el papelito en la mano (esperando que los que seguían creyeran que ya me había atendido y sólo regresaba por algo), la saludé en silencio con la cabeza y le di el papelito…( Sudor Frio ) =(

...y lo leyó; se rió y tomo una pluma (aquí pensé: "Ya chingué") pero en lugar de escribir su numero, le dio vuelta al papel y empezó a escribir algo. Ahora bien, no es por presumir y hacerlos sentir mal (aunque si es el caso, me alegro), pero yo sé leer tan bien (gracias a mi maestra de primaria) que hasta puedo leer de cabeza, así que mientras ella iba escribiendo, yo iba leyendo. A la cuarta palabra, dejé de sudar y empecé a reír (para mis adentros), para cuando me regresó el papel, hice como que lo leía y entonces si que me reí (para mis afueras). Ella puso una cara un poco rara, así que sólo le dije: "No te preocupes" y me alejé riendo cada vez más fuerte. Para cuando llegué al estacionamiento, la gente se me quedaba viendo como si estuviera loco.

Se preguntaran que escribió, pues bien, fue esto:

"Oye, pero estoy casada, mejor piénsale, ¿va?"

Y esa señores, fue mi primera y única experiencia en el extraño y misterioso mundo de la conquista. Sobra decir que nunca más lo volví a intentar y que no pienso volver a hacerlo. Con un fiasco como ese tuve suficiente; ya puedo morir tranquilo sabiendo que alguna vez intente ligar.



PD. Platicando después con unas amigas, me dijeron que en realidad sí había tenido éxito, ya que según ellas, ese "mejor piénsale" era un sí...cosa que no pienso averiguar.

PD. Actual: después averigüe que, efectivamente, había tenido éxito. Pero esa es otra historia.

1 de julio de 2009

- ¿Cuántas mujeres te han dejado en tu vida?
- Una
- ¿Y si fueran dos?
- Pues entonces serían dos corazón.